Escribir poesía en noviembre sobre hojas de mar.
Escribir silencios frente a asesinos de ilusiones.
Escribir en noviembre sin palabras.
Escribir para caminar hacia quimeras sin engaños.
Escribir para que siempre haya noviembres humeantes con olor a castañas.
Escribir aunque haya gentes que quieran silenciar los sentimientos.
Escribir para que los gatos sigan enamorados de la luna.
Escribir un árbol, beberse el mar.
No escribir en las hojas húmedas de los puñales.
No escribir en los barrotes de las cárceles.
No escribir para borrar noviembre.
No escribir mentira, odio, envidia...
No escribir maldad.
No escribir guerra.
No escribir.
Escribir sentado en el cuerno de la luna de noviembre
y dejar que los versos vuelen libres por el inmenso azul.
Ernesto Rguez. Abad
lunes, 14 de noviembre de 2011
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